YO la AMABA

Claro que la amaba, mas que a mi propia vida, porque por vivir a su lado, la mía, aunado con un beso en sus tiernos y anhelados labios, se la entregué un día en sus propias manos, mirando solo a través de sus ojos, lo hermoso que deparaba para los enamorados, cada amanecer de despertar sentidamente en brazos de la mujer amada, cuando se le tiene presente por amor, como lo primero y principal al no dejarla de pensar ni un solo instante, tanto dormido como despierto, por ser ella y solamente ella, la razón de mi existir, al tenerla siempre presentemente viva dentro de mis recuerdos.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 30/01/2009 03:00 PM.