jueves, 5 de marzo de 2009

EL ADIÓS

Adiós, comienzo esta historia con la palabra que tal vez debió ser la última dicha, porque sé, que las despedidas pueden ser tristes y deprimentes cuando con tiempo se deciden dar, no te pido por ello una sonrisa de satisfacción ni una última mirada de consuelo, quizás un estrechón de manos antes de marcharme de tu vida, donde ahora si es legal, que no tendrás que notar nunca mas, fingida o no mi presencia frente a ti, jamás...,

La guerra de los sexos a culminado y no necesariamente se debe quedar como enemigos paupérrimos a la puerta que se miran aun con odios y rencores en el corazón en tiempos de paz, reconozco que tú ganaste con la carta mayor, quedándote con casi todo, la casa, el carro, dinero y demás propiedades que para bien he dejado algunas a nombre del niño, pero también conservarás lo que es mas valioso que lo material para mi, por ser tú su madre, que es nuestro querido y único hijo mencionado, cuídalo mucho porque es la continuidad de la vida, que no viviré ni compartiré ya mas, junto a ti, esposa amada...,

Sin nada vine al mundo un día y sin casi nada hoy me voy, por el mismo camino aquel que no he de volver a pisar, el cual un día aramos tomados de la mano con muchos sueños, cuando entramos por esta puerta de la que fue nuestro hogar durante tantos años juntos, pero esto no es algo que me quiete el sueño, volveré a levantarme de las propias cenizas de mis cimientos poco a poco, reencarnado en el espíritu del ave fénix tomando vuelo alto muy alto rumbo al Sol sin mirar atrás en el presente que comienza hoy ahora al amanecer en busca de un futuro mejor en otros brazos, saboreando el dulzor de otros besos en mis labios, sintiendo nuevas caricias en mi piel...,

Adiós, sí, adiós y que te vaya bien muy bien en el nuevo camino que tu también emprendas como destino al despertar buscando tu felicidad, porque de algo puedes estar tú segura, que yo buscaré encontrar la mía, viviendo luego la vida, como me parezca mejor, cada día intensamente, por ello brindo simbólicamente ablando, alzando mi copa de vino, diciéndote adiós amor, adiós, para siempre.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 22/08/2008 08:45 AM.

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