SOLEDAD APRENDIDA

Cierro los ojos por no verte, pero la oscuridad y no el olvido, es tu aliado al no dejarte de pensar, ni por instante amargo de desamor, por seguir siendo dormido como despierto, la razón de un existir sufrido con penas y pocas glorias que recopilar en soledad, porque entre espacios vacíos de ausencias, siempre prevalecen las inquietas lagrimas de añoranzas que corren lentamente por el rostro, en cortos momentos dignos y divinos que recordar, pero que se desvanecen en un abrir y cerrar de ojos, como si fueran un mar de sentimientos por espejismos, que se evaporan en el desierto, sobre las manos de la impotencia, sin poderlos retener, así son los recuerdos de la mente, cuando uno mas desea sobrevivir, pero con un dolor persistente, que se arraiga en cada día perdido sin amarte, un poco cada vez, mas profundo dentro del corazón, punzadamente desgarrando del ayer, todo lo sentido y vivido en la piel, durante tantos años juntos…,

Cierro los ojos por no verte, pero en las tinieblas de mi mente, estás tu presente, así no te vea, sintiendo el olor de jazmín que dejabas tras de si, como huella de aroma que se quedaba en el aire, para que siguiera tus seguros pasos sin extraviarme, hasta tus anhelados brazos, donde con una dulce mirada del silencio y una fresca sonrisa de perlas, hacías soñar de ganas por lo que luego sentiría mi cuerpo sobre tu cuerpo desnudo, sabiendo tú de antemano que jamás olvidaría, por lo que hoy, me hace sufrir en el silencio, de esta soledad aprendida.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 02/02/2009 06:30 PM.