jueves, 5 de marzo de 2009

TRAS la sombra de un pasado VIVIDO

Me dijiste adiós, con el rostro oculto de la verdad sentida, latientemente cautiva en el corazón y esquiva por la luz de tu alma impura, no reflejada nunca en tus bellos y expresivos ojos verdes al mirarte, por lo grises que se tornaban, cada amanecer al despertar, como es el mar de invierno…,

Te cobijaste, acechando pacientemente a su presa en tierra, esperando el momento más oportuno, para dar la estocada mortal, era la fuerza del silencio por el prepotente sobre el impotente e inocente de saber, mas solo presentir, que el fin se acercaba lentamente sin avisar.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 06/02/2009 02:30 PM.

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