jueves, 5 de marzo de 2009

SI me llaman el poeta triste del AMOR

No diré que es porque el mundo es así, pero si, la verdad, en la manera de cómo me siento al amanecer cada día, viviendo plenamente la vida que como destino marcado por un desamor sentido dentro de mi corazón, me tocó vivir, por no lograrla olvidar jamás, teniéndola presente en mi mente, recordándola sumido en mi soledad aprendida, con mi alma marchita irradiando la poca luz de aquel amor anhelado, reflejado en mis ojos nubladamente llorosos...,

Yo no culpo a los que los digan porque no tendría ningún derecho para hacerlo, sin antes primero culparla a ella si buscara a estas alturas algún culpable tardíamente y sin temor de llegar a equivocarme lo ratificaría una mil veces más, imaginándomela en el camino recto de la vida junta, cuando luego apareció la curva aquella que dividió el mutuo camino, en dos distintos, con diferentes destinos nuevamente pensados aquella noche fatídica de Abril, cuando decidiste sin avisar no seguir notando mi presencia frente a ti, amor mío...,

Será porque en cada letra dejo pedazos de un sentimiento herido en su amor propio que agoniza en cada día que pasa perdido sin orientación en las tinieblas profundas de su olvido, sin poder volverla amar, teniéndola solo en instantes divinos, por el recuerdo de un momento exquisito, cuando fue presencia en mis brazos sin restricciones, amándola apasionadamente, como solo un hombre ama a una mujer hermosa e inolvidable en una cama, entre silencios de media noche, con luz y colores suaves y aromas que se desencadenaban en el aire, dejando tras de si, después de hacer el amor, una estela de fragancias de recuerdos vividos, en la piel desnuda al viento, con prisa a veces, pero con pausas en aquellos lugares que debían recrearse y reafirmarse para ser supuestamente en el mañana en el tiempo y el espacio vivido, nunca un olvido al mirarnos...,

Podría ser también, porque mi letra es antigua plasmada en versos y poesías añejos y ambiguos que pueden ser cursis hoy a un lector moderno, con palabrerías de caballero aun enamorado de su doncella eternamente, sin darse cuenta que los tiempos cambiaron y la luz se ha inventado para poder ver mas allá de lo que alumbra en un pergamino una vela, escribiendo con tinta sangre del corazón, sus sentimientos.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 20/08/2008 02:30 PM.

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