Se extasía de infinitas ausencia el desamor vivido a las sombras inmunes y sin rostro de un pasado, arrinconando tenazmente y sin misericordia a la noche, reflejada en la mirada perdida y húmeda del desterrado, que no puede encontrar nunca la salida a la luz, mientras sus llamados, cada vez, se hacen mas distantes, al irse apagando su retorno lentamente, como el eco arrepentido que penosamente se va desvaneciendo, rebotando y rebotando, lleno de soledad hasta dormirse en el olvido, donde yacen en el aire, irremediablemente las palabras de ayer, que hoy no son precisas, de ser escuchadas por oídos sordos…,
De amar, van naciendo, las tristezas del alma, latientemente nubladas por el corazón en los ojos marchitos al menos, para el que desde hace mucho, no ve el sentir sincero de un sentimiento florecer con una caricia en la piel desnuda, con una sonrisa de satisfacción, inmerso en sus sueños, en plena libertad de anhelos en su mundo lleno de luz, amor y sana paz, con sus ojos cerrados para poder ver de su interior, lo que ayer estuvo cohibido de vivirse, en el próximo amanecer al despertar…,
Es donde se forjan los hombres de valor, con lágrimas sin dueño, fraguándose luego, ardientemente con cruces de dolor y vacíos, pero con pasión y gloria divina a la vez, al poder mirar el cielo y recordar en silencio, sin llegar a morir con una lágrima mas de estío en el intento, por aquellos momentos maravillosos del año pasado, que fueron vividos a plenitud, con sus detalles mas significativos y sentidos en los brazos, aunque sean como espejismos encantadores, que reviven tan solo una vez y mas tarde mueren en un instante, con un abrir y cerrar de ojos.
De amar, van naciendo, las tristezas del alma, latientemente nubladas por el corazón en los ojos marchitos al menos, para el que desde hace mucho, no ve el sentir sincero de un sentimiento florecer con una caricia en la piel desnuda, con una sonrisa de satisfacción, inmerso en sus sueños, en plena libertad de anhelos en su mundo lleno de luz, amor y sana paz, con sus ojos cerrados para poder ver de su interior, lo que ayer estuvo cohibido de vivirse, en el próximo amanecer al despertar…,
Es donde se forjan los hombres de valor, con lágrimas sin dueño, fraguándose luego, ardientemente con cruces de dolor y vacíos, pero con pasión y gloria divina a la vez, al poder mirar el cielo y recordar en silencio, sin llegar a morir con una lágrima mas de estío en el intento, por aquellos momentos maravillosos del año pasado, que fueron vividos a plenitud, con sus detalles mas significativos y sentidos en los brazos, aunque sean como espejismos encantadores, que reviven tan solo una vez y mas tarde mueren en un instante, con un abrir y cerrar de ojos.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 17/03/2009 11:15 AM.
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