lunes, 7 de septiembre de 2009

YO sé, que el SILENCIO vaticinó nuestro DESTINO

En los espacios perdidos, sin tiempo nunca más para el amor, mientras en la distancia se escribían las amargas pautas de olvido, que luego se vivirían con dolor y llanto de soledad, leyendo la triste realidad del presente reflejada por el alma en ojos esquivamente húmedos y marchitos, que no anhelaban notar su presencia sentida, cada amanecer al despertar, negando de su ayer divino su existir y con el rostro oculto tras la sombra de un pasado se develó de las tinieblas, ese ser, negativo y despreciable por monstruo, que todos llevábamos en alguna parte de nuestra mente y que en un momento dado puede sin avisar, despertar, mutando la historia y por ende, nuestra vida.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 07/09/2009 10:00 AM.

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