martes, 29 de septiembre de 2009

DIME, DÓNDE

Quedaron mis besos sentidos en tus labios y aquellas caricias que recorrieron durante años tu piel desnuda, como también, las miradas anheladas que en la noche fueron llamados de amor, para vivir momentos de pasión, que fueron detalles de vida para un corazón enamorado,

Fue a parar ese bello amor de ayer, profesado por aquellas dos personas amables, que un día frente al altar de Dios, unieron sus votos, con un anillo santificado al dedo, en mutua y franca conformidad de sentimientos,

El cansancio pudo ser rutina diaria, que nos tomó desprevenidamente por la espalda una noche, cayendo en los espacios profundos de silencio, donde solo se sentía, en caer de las lágrimas sin tiempo nunca más para amarnos, porque la distancia fue olvido, sí, olvido de todo lo vivido y sentido en nuestros cuerpos, hoy sedientos y muriendo por falta de caricias, al no querer notar jamás nuestra presencia sincera, frente a frente, con sentimiento recordado,

Se perdió el camino que guiaba nuestros destinos, sabiendo lo que queríamos, cada amanecer de despertar juntos y para adonde iríamos, tomados de las manos con la frente bien en alto, dando pasos lentos pero seguros de sí mismos en la búsqueda incesante del arcoíris de la felicidad soñada.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 29/09/2009 05:00 PM.

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