Hay amores, que de solo verse alguna vez, desde las aceras opuestas de su destino marcado, en un instante divino, recordándose como eran en el ayer, se van desvaneciendo lentamente de las ganas cohibidas, como igualmente se desvanece el mejor perfume, en el aire, sin poderlo evitar...,
Hay amores, que son aceite y vinagre, imposible nunca de ligar, pero como la mirada es necia y llena de anhelo reprimido, se atraen, aunque a la final, con llanto en sus ojos, regresen al comienzo de su camino escabroso, sobre los mismos pasos tristes dejados, años atrás…,
Hay amores, que se llevan en la piel sensible de ausencia, reflejadamente con nostalgias en los ojos del tiempo, por un alma, que de penas con llanto se pierde en tinieblas llena de ganas de ver nuevamente la luz del amor con pasión, en los espacios oscuros y perdidos del desamor, que son vacios que siente dolorosamente el corazón, por no dejar de latir cautivo ni un segundo, pensando y pensando, con gran sentimiento en ese amor, que lo libere al tenerlo presente, porque es una razón aun para existir, aunque sea en la distancia, pero sin el olvido jamás, de todo lo vivido y sentido en los brazos.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 17/09/2009 12:30 PM.
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