jueves, 24 de septiembre de 2009

DIME

Hoy, mirándome a los ojos, quién en verdad a la final ganó esta batalla campal y veras, que respuesta no tendrás, porque aquí, no contemplaste primero antes de declarar la guerra, que TÚ no serias, la única que perdería en el amor, por desamor, te creíste desde un principio vencedora de la contienda, pero al mejor cazador se le pueden ir los tiros por la culata por el exceso de confianza, en sí, mismo...,
Ahora, mirándome a los ojos, de que valieron palabras de promesas incumplidas, si los hechos a la postre evidenciaron por el interés, la falta de seriedad por intentar arreglar los problemas ablando sensatamente, logrando quizás, evaluar juntos nuestros errores a tiempo, dentro del espacio dispensado, para aplicar lo aprendido, de todos estos años de convivencia…,
Entonces, sosteniendo la mirada por un instante en la mía y sin tener por la falta de moral que desviar la conversación, mirando al frio piso quedando nuevamente en silencio, si esta guerra librada sin cuartel, tubo a la final de todo, una razón de ser, dolorosamente para los dos, cumpliendo el objetivo principal trazado por ambos, que no fuera otra, que la propia destrucción como pareja, reflejado por el alma pena al mirarnos con gran tristeza desde aceras opuestas, donde parados a veces, nos quedamos unos minutos mordiéndonos los labios, sin poder pronunciar con énfasis de pasión nuestro nombre, al pensar que por nuestra forma de ser, toda la magia del amor se extravío en las tinieblas de una noche de verano sin tener orientación, separándonos un fracaso del corazón, impedido de rescatar cautivamente sentimientos sobrevivientes del holocausto, recordados por la mente, por esta enorme y grotesca desilusión.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 24/09/2009 08:45 AM.

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