Que esa última lágrima que en el rostro parece que va a caer, pero que ahí se queda quieta brillando, mientras el silencio se apodera del lugar, mirándote a tus bellos ojos verdes, pero presintiendo que ya no deseas notar mi presencia…,
Que aquellas precisas palabras que nunca se pronunciaron, por falta de espacio, para el dialogo, porque la ausencia habida de los brazos durante tanto tiempo en soledad, con amargo desamor, había gestado lentamente el olvido de todo lo vivido y sentido en la piel…,
Que la indiferencia mostrada cada amanecer al despertar, fingiendo que aun profundamente dormías, dándole siempre la espalda a la realidad vivida, porque aquí, Tú no sola era, quien perdía , cuando lo que estaba en juego de morir, era nuestro amor de ayer...,
Que tener que empezar de nuevo, cultivando una Rosa Blanca con esperanzas, para que en el mañana, con la mejor de las suertes pueda ser ante mis ojos llorosos, la flor que me de vida y amor, creciendo con sentimiento sincero sobre mi pecho desnudo, donde Tú, solo dejaste penumbras de desamor.
Que aquellas precisas palabras que nunca se pronunciaron, por falta de espacio, para el dialogo, porque la ausencia habida de los brazos durante tanto tiempo en soledad, con amargo desamor, había gestado lentamente el olvido de todo lo vivido y sentido en la piel…,
Que la indiferencia mostrada cada amanecer al despertar, fingiendo que aun profundamente dormías, dándole siempre la espalda a la realidad vivida, porque aquí, Tú no sola era, quien perdía , cuando lo que estaba en juego de morir, era nuestro amor de ayer...,
Que tener que empezar de nuevo, cultivando una Rosa Blanca con esperanzas, para que en el mañana, con la mejor de las suertes pueda ser ante mis ojos llorosos, la flor que me de vida y amor, creciendo con sentimiento sincero sobre mi pecho desnudo, donde Tú, solo dejaste penumbras de desamor.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 11/09/2009 09:30 PM.
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