Siéntate un minuto a la mesa, que voy a decirte algo más que se me había pasado en su momento, Yo sé, que Tú fuiste en mí, como Yo en ti, en el ayer, cada amanecer al despertar, lo primero y principal que ansiábamos ver siempre, con una fresca sonrisa dibujada en los labios, sintiendo luego el dulzor suave de un beso anhelado, que espabilaba los mas íntimos pensamientos, pero hoy, pienso, preguntándote a ti, que es lo que pasamos a ser del presente, sino, tiempo y olvido de todo lo vivido y sentido en la piel, pero que antes tenía importancia, durante tantos años a la hora del instante preciso de amarnos, como ama el Girasol sin condiciones a su Sol amado, siguiendo sin fallarle jamás, todos sus movimientos,
Tomemos tranquilamente un último café, para que juntos podamos evaluar en frio todo lo ocurrido, para aplicar lo aprendido como experiencia de vida por esta convivencia que ha terminado, con más penas que fortunas latientes del corazón, reflejadas por el alma en ojos del silencio, por este amor infeliz, que tuvo un destino marcadamente escrito de llanto y sufrimiento, al no querer notar y recordar nunca más, nuestra presencia.
Tomemos tranquilamente un último café, para que juntos podamos evaluar en frio todo lo ocurrido, para aplicar lo aprendido como experiencia de vida por esta convivencia que ha terminado, con más penas que fortunas latientes del corazón, reflejadas por el alma en ojos del silencio, por este amor infeliz, que tuvo un destino marcadamente escrito de llanto y sufrimiento, al no querer notar y recordar nunca más, nuestra presencia.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 04/09/2009 12:45 PM.
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