Me lo dictan los latidos del corazón, cada amanecer al despertar que contemplo que no deseas notar mi presencia, fingiendo que profundamente duermes a pesar que te escucho llorar…,
Porque la ausencia se viste de olvido en brazos del recuerdo que ayer fueron vida consentida, por manos que recorrían libremente la piel llenándola de inmenso placer, hoy son quietud…,
Cuando observo que mis lágrimas caen lentamente sobre tu cuerpo semidesnudo, sin inmutarlo a voltearse para abrazar sentidamente, quién todas las noches intenta buscar infructuosamente la atención perdida por un amor hermoso, que ahora es silencio.
Porque la ausencia se viste de olvido en brazos del recuerdo que ayer fueron vida consentida, por manos que recorrían libremente la piel llenándola de inmenso placer, hoy son quietud…,
Cuando observo que mis lágrimas caen lentamente sobre tu cuerpo semidesnudo, sin inmutarlo a voltearse para abrazar sentidamente, quién todas las noches intenta buscar infructuosamente la atención perdida por un amor hermoso, que ahora es silencio.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 21/09/2009 02:45 PM.
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