miércoles, 23 de septiembre de 2009

SILENCIO en la NOCHE

Las bocas cayán sus gritos de guerra, corazones profundamente heridos descansan reponiendo fuerzas para el amanecer, cuando la frágil tregua una vez más se romperá en mil pedazos, porque hay cosas en la vida, que nunca se podrán borrar, dejando huellas que marcan pautas reflejadas, cada despertar en la mirada de lucha…,
Dos pobres almas en pena intentan dormir sigilosamente, recargándose de odio y rencor, para al despertar entablar la batalla final, quién ganará, eso nadie lo sabrá, con seguridad, pero lo que sí se puede vaticinar, es que las lágrimas por sangre, correrán como un rio, cuando palabras nuevas y mas precisas se digan y sean como dagas cortantes, que en forma certera cercenen, los pocos sentimientos humanos que sobrevivan en la mente, arraigando mas el dolor del desamor, porque cuando existen conflictos irreconciliables, su pronóstico de salvación, pudiera ser reservado…,
La tristeza ronda muy tranquila la mesa de diálogo, esperando su momento oportuno de protagonismo para entrar en escena, parase que va a llover, góticas de fina lluvia por lágrimas de estíos, están cayendo sobre el mantel, ahora se siente que las fuerzas internas han mermado su gran poder de lucha y aunque las hogueras aun están humeantes, tardíamente nos damos cuenta, que quien verdaderamente perdió, agonizando desde un principio hasta morir por el olvido en nuestras propias manos, fue el “ AMOR “, ese mismo amor añorado por años y que fue jurado ante un altar de Dios y sellado con un beso, poniendo un anillo al dedo, sucumbiendo como mueren en la miseria, los sentimientos más puros, cuando son mancillados reiteradamente en su honor propio…,
Van a dictar el veredicto final, por quién doblarán las campanas de la iglesia, izando las banderas en la plaza a media asta, en son de duelo, dos dolientes a media luz se miran fijamente, frente a frente, mordiéndose los labios, esta puede ser su última mirada, al lado de un pequeño ataúd de madera negro, donde velan, juntos, para ser enterrados para siempre, aquellos motivos y detalles de su amor eterno, porque hoy ya los separa una desilusión, que llevarán a cuesta de sus espaldas, por el resto de sus vidas, en su lento andar por distintos caminos, mostrando la visión del oscuro destino escrito en el horizonte, con el signo inconfundible del fracaso como derrota.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 23/09/2009 01:00 PM.

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