SUEÑOS INTERPRETADOS

Amanece, deslizándose una fresca brisa primaveral y al despertar siento la soledad abrazándome el corazón y recuerdo aquellos momentos sublimes en que unos dulces labios eran quienes me despertaban, diciéndome suavemente al oído, TE AMO, mientras sus anhelados brazos, me estrechaban contra su pecho, cuantos instantes transcurren en una mente que no deja de pensar, al no poder olvidar lo que fácil resulta decir, por quién no haya amado, jamás…,

Amanece, observando cómo mis ojos comienzan a nublarse, haciéndoseme un nudo en la garganta que ahoga lentamente las ansias queridas de verse realizadas, en la medida que un sollozo de ausencia reprimido se hace más grande, por la pasión desesperada de cautividad del alma reflejada en ojos marchitos en los espacios desperdiciados y eternos, sin tiempo nunca para el amor...,

Amanece, pareciendo que va a llover, góticas ruedan por el rostro oculto, tras la sombra de un pasado, cayendo una a una sobre la almohada de los sentimientos dolientemente agonizantes, intentando apartar desesperadamente de la mente detalles divinos para poder sobrevivir, buscando con mucha fe el camino de luz que muestre un destino distinto de sueños y no ilusiones que ahora se pierden con temor en las tinieblas, sin ninguna orientación por miedo al desamor, intentando encontrar otro horizonte sinceramente florido de esperanzas, por esos mismos sueños, pero esta vez, interpretados, en nombre de ese ser querido en brazos por lo amado, cada despertar, sin más tristezas de silencio que recordar, viendo juntos y no por separado, los montes y valles reverdecer de ventanas abiertas al mundo, escuchando el cantar claro e inconfundible por hermoso del ruiseñor en los árboles, con total libertad de emociones por pasiones que se abran de descubrir, con la piel nuevamente desnuda y sedienta al viento y no del olvido de hoy.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 29/09/2009 10:30 AM.