miércoles, 16 de septiembre de 2009

AMANECERES LLUVIOSOS

Cuantos amaneceres lluviosos, se confundieron con las lágrimas, que de nuestros ojos corrieron lentamente por rostros desencajadamente tristes, mirándonos fijamente en pleno silencio en la recámara del cuarto a media luz, donde, entre sombras y olvido, por no querer notar nuestra presencia, ocultábamos celosamente de la vista del otro, la sabiduría escrita por verdad, reflejada por el alma en pena, proveniente de un corazón cautivo, que en amarga soledad, solo, pedía libertad...,
Cuantos amaneceres lluviosos, se tergiversaron con las finas lágrimas que rodaron por nuestros rostros y que cayeron una a una sin darnos cuenta, por la ventana al abrirla para tomar aire, uniéndose con la fría lluvia que fluía velozmente como un rio, desde muy temprano en el piso del patio, rumbo a la alcantarilla para desembocar al mar, donde finalmente, carenan en su descanso eterno, los amores muertos.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 16/09/2009 11:30 AM.

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