OJOS

Que brillan de humedad, tras la sombra oscura de una cortina de hierro, por un triste olvido, con el rostro oculto de la verdad mordida entre los labios, hoy lloran, por no desear notar las caras y mucho menos la presencia por latir desesperado del corazón cautivo, siempre carente de sentimientos, donde reinó el código del total silencio sepulcral, al mirarnos de lejos, inalcansables, porque había cosas importantes, que para lograrlas, debieron estar exentas de ver la luz pública de la sabiduría…,

Que no quisieron ver en el pasado sus errores, pudiéndolos evaluar a tiempo para aplicar sensatamente correcciones, tienen del presente su reflejo negro como destino cierto de soledad, para ser pagado con grandes creces en el futuro, en llanto nostálgico de estío, sentido por amargos recuerdos que despertaran desvelando eternamente, porque quien nunca perdonó con amor sincero un error dentro de su espacio de desamor, vivirá de su propio infierno, el fruto de su lección tardíamente aprendida.

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Sergio Yglesias García

Caracas, 29/05/2009 04:15 PM.