Siento la inmensidad profunda de tu mirada acechando en la oscuridad de la noche, presta para abalanzarse al primer y mejor momento oportuno, sin dejar margen alguno de error…,
Con intuir profundo y calculador, hoy enfilas tus garras afiladas como dagas, por palabras hirientes que mortalmente, clavarás certeramente con fuerza en mi corazón, con la intensión de desangrarme internamente, hasta la luz de mi alma enamorada…,
Yaciendo a tus pies, inconmoviblemente, leo en tus ojos, por los míos llorosos, la brillantes del mas inhumano odio aunado al mismo rencor amargo, que como una última mirada de despedida en silencio, regalas para el que agoniza lentamente con veneno de desamor y que reflejas como manantial, así no quieras, por tu alma impura, al no querer notar mi presencia moribunda, frente a ti.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 18/05/2009 02:30 PM.
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