viernes, 22 de mayo de 2009

AMANECER INESPERADO

Que amanecer inesperado, fue el despertar sintiendo el rose por caricia de tu cabello de oro, sobre mi rostro, viendo al abrir mis ojos tristes una sonrisa de perlas, dibujada en tus rosados labios, mientras en silencio observaba detenidamente como recordando ese color de vida, que tienen tus expresivos ojos glaucos, bajo esas dos bien formadas y casi invisibles cejas rubias, casi olvidados por los espacios sin tiempo para el amor y siento una lágrima lentamente correr por la mujer amada, que al verla brillar quitaste rápidamente con un beso apasionadamente, expresándome suavemente al oído, “ TE AMO “ y acto seguido, nos amamos una y otra vez, intentado recuperar por instantes divinos que vive el corazón, las noches de amarga soledad y cuando te dormiste, sobre mi pecho, una nueva lágrima fluyó, que nunca supiste de su existencia, pero que hoy ante Dios, confieso, fue de pensar y pensar, preguntándome, si tanta felicidad habida, al notar mi presencia, seria como el de la flor que nace brotando llena de esplendor y olor, pero solo por un día.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 22/05/2009 11:30 AM.

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