viernes, 27 de noviembre de 2009

LA belleza del ROSTRO amado de un ÁNGEL

Anochecía y busqué desesperado en diversos sueños la belleza del rostro amado de un ángel, en aquella persona amable que un día de Abril, conocí, captando toda la atención, robándome lentamente el corazón, sin poderle encontrar, viendo solo las sombras aun latentes de un destino escrito que siempre me negué de aceptar, pensando que esa realidad no pasaría jamás en mi vida, junto a ti, pero tenues destellos de recuerdos por un pasado, me hicieron llorar dormido lleno de añoranzas, mostrándome toda una verdad, el destino pautado no miente, si en soledad reviven en silencio, momentos que fueron detalles anhelados del alma, reflejados cautivamente en la mirada a través de eternas lágrimas por tristezas, que caen abandonadas y sin orientación al frio piso, la distancia habida entre Tú y Yo, reescribió la historia, con el olvido de todo lo vivido y sentido en la piel durante tantos años juntos, al no querer notar mi presencia, frente a ti, escondiendo tras la sombra de este destino, la belleza existente en tus hermosos ojos glaucos, al mirarme…,

Anochecía y busqué desesperado en diversos sueños la belleza del rostro amado de un ángel, para que me rescatara del amargo vacio de sentimientos, que consumía por la sed de amarte, mi vida y entre sábanas blancas sobre una cama, cada noche por tu ausencia, reclamaba tu presencia, al cielo, las estrellas y el viento con lágrimas de estíos que dejaba día tras día, en una almohada como confidente, por no tener a nadie más a quien contar y entre cuatro paredes y un techo, sentía internamente como agonizaba de mi corazón sin poder hacer nada, la flor de la vida, por ese gran amor, que una noche ambos de mutuo consentimiento ante un altar de Dios, juramos celosamente cuidar y respetar a cabalidad, sellándolo luego con un beso al colocar ese anillo de tanta ilusión, en santo matrimonio esperado en el dedo...,

Anochecía y busqué desesperado en diversos sueños la belleza del rostro amado de un ángel, comparadamente reflejada en la hermosura por frescura de una flor y buscando y rebuscando lo imposible de encontrar, el amanecer alcanzó mis ansias y al despertar del embeleso, comprendí dolorosamente frente al espejo de la realidad vivida, que si con y por amor, una vez creí amar sincera y ciegamente en brazos de una mujer amada, hoy sin felicidad, por infelicidad aprendida por desamor, no tengo nacientes ilusiones aunadas al valor de volver amar, con una sonrisa de esperanzas dibujada en los labios en busca de otro amanecer impredecible.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 27/11/2009 01:30 PM.

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