martes, 3 de noviembre de 2009

CON los BRAZOS abiertos ESPERÉ

Tu eterno regreso y con ellos alzados cansadamente me dormí, pensando en esas dos personas amables, que en un pasado reciente se amaron con furor, cuantos recuerdos no figuraron en pequeños espacios divinos inimaginables, que hasta una sonrisa sentí dibujarse, arrancada por un instante añorado, en mis labios resecos del tiempo…,
De mirada fija, posada en la puerta del cuarto, con las ansias vivas de esperanzas fluyendo a todo lo largo de mi cuerpo, sobre una cama, tejiendo dentro de mi mente un nuevo mundo blanco de luz, lleno de amor y paz, por tan solo una oportunidad de una mirada sentida tuya, notando mi presencia olvidada, frente a ti…,
Pero en la dulce espera fui envejeciendo lentamente, sin darme cuenta cada amanecer al despertar, que los espacios perdidos por desamor fueron el peor castigo por tu olvido, que me hiciste padecer en silencio, al verme un día tal como hoy soy, frente a la vida que he llevado cautivamente en soledad, observando dolorosamente con una lágrima en mis ojos mis cenizas canas, comprendiendo tardíamente que los años de ausencia, no pasaron en vano, no perdonando mi fidelidad aguardando, dejando huellas sensibles e internas, al sentir que el amor, ya no lo reflejo como ayer.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 03/11/2009 12:45 PM.

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