Darnos cuenta que detrás del silencio mantenido, quien nos hablaba en soledad sobre una blanca almohada como confidente era el pobre corazón, con lágrimas vividas del alma que siempre corrieron desconsoladamente por nuestros rostros desencajados, intentando esconder un sentido dolor de olvido, con la tristeza del sacrificio de aun seguir amándonos, pero sin desear unidos evaluar lo ocurrido, para luego aplicar lo aprendido de los errores, en todos estos años de amarga convivencia…,
Aceptar lo equivocados que estuvimos con el tiempo perdido de amarnos, por los espacios innecesarios de desamor con ausencia de los brazos, defendiendo cada uno a su manera de entender, una posición equivocada desde un comienzo con marcado orgullo, como razón de existencia por sobrevivencia, cuando lo que estuvo en juego de perecer hasta terminar ahogado en sus propias lágrimas sufridas en las manos fue ese amor hermoso habido en el ayer y que juramos honrar y respetar frente a un altar, cada amanecer al despertar con un beso y una flor, pero que hoy es símbolo de sentimiento muerto, recordado como fracaso y desilusión que separó con diferente caminos en la nada por desamor, el mismo destino soñado juntos, pero con amor en la vida.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 06/11/2009 05:00 PM.
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