jueves, 15 de octubre de 2009

TÓCAME suave y DULCEMENTE como AYER

Toda la piel desnuda, como si fuera esta, la última vez, que dos almas se amen sinceramente, uniendo sus luces, buscando del pensamiento el mismo destino olvidado de los brazos y mirándome como en el pasado hacías, regálame una fresca y sentida sonrisa de satisfacción, mostrando en tu boca los dientes de perlas, con el cabello de oro suelto al viento…,
Escuchándome con atención esta vez, antes de hablar Tú siempre, lo que deba decirte hoy, porque entonces, solo entonces, Yo podría crecer, crecer en verdad, como el clavel que nace y lentamente crece, floreciendo lleno de color por esperanza de amor, para luego, morir ingenuamente por desamor en tus manos al despertar del nuevo amanecer en soledad.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 15/10/2009 02:30 PM.

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