Señor, el destino fue cruel con nosotros negando una vida, antes de nacer, exponiendo en peligro inclusive hasta la de mi propia esposa, fueron angustiosas horas de silencio en la sala de espera en emergencias, al parecer no bastó un solo sacrificio, casi debieron ser dos el precio cruel a pagar…,
Dios, la noche cubrió antes de tiempo con fino velo de muerte el lugar en el que rezaba, sintiendo en el rostro el correr lento de las lágrimas de la impotencia, por no tener información certera al preguntar, alegando las enfermeras, aun continúan arriba en pabellón, sin imaginar nunca, que dentro de ese fatídico espacio de seis horas, la muerte que merodeaba danzante y alegre, sin paz de misericordia, había escrito en tinta negra y sellado con falta de amor latiente del corazón, el fatídico desenlace de esta corta y dolorosa historia verídica…,
Padre, tantos seres inocentes han de partir prematuramente, sin tener el derecho de nacer, viendo la luz, por primera vez, en lugar de tanta escoria que crece, riendo a espalda de la desgracia de los demás, por fin, el cirujano, baja en el ascensor a dar noticias y cuando me le acerco nervioso, dice estas palabras, que no podré olvidar, tu esposa salió bien en la operación, está aun dormida en recuperación a causa de la anestesia a la espera que despierte, donde después la bajaran a su habitación y dándome la mano, como médico y gran amigo, antes de marcharse y con sentida tristeza en sus palabras alegó, pero lamentablemente, han perdido el bebe.
Q.E.P.D.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 26/06/2009 01:00 PM.
Dios, la noche cubrió antes de tiempo con fino velo de muerte el lugar en el que rezaba, sintiendo en el rostro el correr lento de las lágrimas de la impotencia, por no tener información certera al preguntar, alegando las enfermeras, aun continúan arriba en pabellón, sin imaginar nunca, que dentro de ese fatídico espacio de seis horas, la muerte que merodeaba danzante y alegre, sin paz de misericordia, había escrito en tinta negra y sellado con falta de amor latiente del corazón, el fatídico desenlace de esta corta y dolorosa historia verídica…,
Padre, tantos seres inocentes han de partir prematuramente, sin tener el derecho de nacer, viendo la luz, por primera vez, en lugar de tanta escoria que crece, riendo a espalda de la desgracia de los demás, por fin, el cirujano, baja en el ascensor a dar noticias y cuando me le acerco nervioso, dice estas palabras, que no podré olvidar, tu esposa salió bien en la operación, está aun dormida en recuperación a causa de la anestesia a la espera que despierte, donde después la bajaran a su habitación y dándome la mano, como médico y gran amigo, antes de marcharse y con sentida tristeza en sus palabras alegó, pero lamentablemente, han perdido el bebe.
Q.E.P.D.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 26/06/2009 01:00 PM.
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