De tristes recuerdos que despiertan al amanecer, con dolor sentido por un corazón sumido en soledad, reflejado por el alma en ojos marchitos, dentro de los espacios vividos sin tiempo, por tu sensible y prematura pérdida hijo mío. Ahora los días se hacen noches interminables llenas de vacios, contemplando y contemplando, con tanto amor, las cosas que en tu cuarto, iban a ser tuyas...,
Por un clamor divino que es llorado en el silencio que tienen las tinieblas de la oscuridad, donde se desvanecen como eco sin respuesta en la distancia y el olvido santísimo del cielo, por los ruegos que hago a Dios arrodillado con una flor en mano y en la otra una cruz que beso con lágrimas que corren lentamente por el rostro, hasta caer finalmente al frio piso al persignarme, intentando encontrar la paz necesaria para el alma y la resignación, para este viejo y pobre corazón enfermo.
Q.E.P.D.
Por un clamor divino que es llorado en el silencio que tienen las tinieblas de la oscuridad, donde se desvanecen como eco sin respuesta en la distancia y el olvido santísimo del cielo, por los ruegos que hago a Dios arrodillado con una flor en mano y en la otra una cruz que beso con lágrimas que corren lentamente por el rostro, hasta caer finalmente al frio piso al persignarme, intentando encontrar la paz necesaria para el alma y la resignación, para este viejo y pobre corazón enfermo.
Q.E.P.D.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 29/06/2009 02:00 PM.
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