viernes, 12 de junio de 2009

INTENTA olvidar las tristezas de AYER

Para que no vuelvan a estar ancladas en tu mente, tus lágrimas fueron siempre mis lágrimas de estío por una misma devoción cautiva en soledad, que solíamos callar con el rostro oculto de la verdad, por no querer notar sentidamente la presencia del amor pasado aun latente por el corazón, reflejado en la mirada a veces húmeda, tratando de engañar lo imposible de disimular, porque a pesar de todo lo vivido juntos, la llama de la pasión dentro seguía humeante, no extinguiéndose jamás, para poder existir, descubriendo que a pesar de un fracaso y una desilusión, separados, no podríamos nunca estar, recordando momentos divinos y detalles imborrables que fueron de los dos cada amanecer al despertar, con un beso y una flor sobre tu suave pecho desnudo, viendo una sonrisa de perlas por satisfacción, dibujada en tus dulces y anhelados labios de rosa, mientras mis manos, buscaban lentamente las tuyas de seda, para besarlas amorosamente…,
El tiempo de amar es nuestro nuevamente, reposando en nuestras sabias manos, como una segunda oportunidad, ahora toca no desperdiciarlo o se podrá ir muy lejos atrás, como el agua que escapa entre los dedos sin poderlo evitar, inalcanzable como las azules olas del mar, que luego de romper en la orilla, se van, no siendo nunca más igual al regresar, la inmensidad del reencuentro de un amor, debe ser por la continuidad de su historia con la verdad por delante, que se reescribiría en cuerpos desnudos y deseosos de volver amar, con dos lágrimas sinceramente sentidas del alma, pero de felicidad.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 12/06/2009 12:30 PM.

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