En la distancia, son el lamento de un corazón herido, que llora abandonado en las tinieblas de las noches, sin ninguna orientación, la ausencia sensiblemente habida por lo sentido del rose de una flor sobre la piel, cada amanecer abrazados, con un beso en los ansiados labios, diciendo suavemente al oído, con una sonrisa de perlas, aun no te duermas, quiero más…,
Mutan olvido, si el reflejo de amor como existencia, es razón triste del alma en los ojos, viendo el correr lento de una lágrima en el rostro, frente al espejo del destino, que por amarga vida ha tocado vivir, dentro de los eternos espacios del desamor, sin tiempo nunca para amarnos, al no desear recordar mi presencia al despertar, mirando con tus hermosos ojos glaucos, los míos marchitos…,
Es dolor de torrente tormentoso en la sangre, por la imposibilidad de escuchar tu voz, rescatándome de este vacío, al no poderte alcanzar con los latidos erráticos de un corazón cautivo que agonizando hace el último llamado antes de yacer, falto de sinceros y renovados sentimientos nobles que en el ayer aguardaban impaciente siempre mi llegada, sobre tu pecho desnudo, latientemente.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 12/01/2010 11:30 AM.
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