Tus lágrimas con las mías, solo florecen en la oscuridad por la soledad del miedo, implorando de lejos piedad, por el dolor que siente en el corazón, nunca se dice, pero que refleja el alma en los ojos con profunda tristeza escrita, vuelve a amar, pero no sin antes saber perdonar, porque quien nunca perdona, tiene destino cierto de vivir amargos recuerdos en su propio infierno...,
Dejándote llevar tus manos a mi pecho y veras como tus penas lentamente se disiparan, si deseas cambiar el sufrir de ayer por un reír de blancas perlas, juntos, permitiéndome decirte suavemente al oído sin demostrar ese miedo, que ambos necesitamos amor, pero con mucho calor sincero en los brazos...,
La inmensidad por esta verdad, nos espera al amanecer con el nuevo despertar, descubriendo que existe una razón para vivir los sueños de arcoíris y no banales ilusiones, sufriendo por lo que faltó de sentir amando, si logramos despejar de la mente, dudas latientes del corazón, no volviendo a estar con romper de la mirada esquiva, ese cruel olvido, que por penas llevadas del alma, solíamos callar al no querer notar nuestra presencia.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 22012010 04:00 PM.
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