miércoles, 10 de febrero de 2010

QUISIERA darte un beso DORMIDA

Sin que el rose de mis labios en los tuyos, despierte algún sentimiento aletargado en tu mente y que al mirarme frente a ti, pretendas que sean dos, porque de un cariño muerto en su tiempo de amar, no se le puede pedir de la noche a la mañana un milagro, con el solo pestañar, reviviendo de inmediato por el corazón aquellos latidos de efusividad que ayer fueron vida consentida en los brazos, cuando un motivo por ganas se acompañaba de la mano con una flor que acariciando tu cuerpo encendía con detalles de pasión la piel desnuda y siempre sedienta de amar, cada amanecer al despertar...,
Sintiendo tu respiración agitarse, sin que por ello, muerda mis labios resecos, por no pronunciar tu querido nombre, al verte mover sobre la cama, dejando al descubierto esos insinuantes y hermosos pechos prohibidos, deseando antes que nada, recitarte suavemente palabras de amor al oído que te hagan soñar, sin que al despertar sientas derecho alguno, por lo que perdiste en espacios de desamor al no querer notar mi presencia y que intentando ahora recordar tardíamente lo vivido placenteramente, tenga por ello, que ver en tu bello rostro el correr de lágrimas que describen el imperdonable descuido de lo aprendido durante tantos años, porque reabrirías en mi alma cautiva esas heridas internas, que apenas hoy cicatrizan penosamente, reflejando al mirarte todo el dolor por tristezas vividas, fruto y obra de tu eterno olvido en silencio.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 08022010 03:30 PM.

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