miércoles, 10 de febrero de 2010

MÍRAME sin temor a mis OJOS

Las armas que ayer hicieron ruido, hiriendo profundamente sentimientos encontrados, hoy descansan calladamente depuestas en el frio piso, porque de un cariño muerto en su tiempo de amor, no puede existirle odio ni rencor, reflejado por el alma en los ojos del olvido.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 28/01/2010 08:15 AM.

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