Al despertar sobre mi pecho, viendo una fresca sonrisa de perlas blancas que brillaban a media luz, dibujando en tus dulces labios el amor por llegar, dentro de aquel silencio inolvidable que cobijó siempre el deseo mismo de nuestros pensamientos, por aquellas dos personas amables, que se abrazaban lentamente con profunda pasión…,
Con mirada tiernamente serena, como tenia la suave brisa de primavera que alborotaba persistente, tu frondosa y hermosa cabellera de oro, hasta descubrir en tu piel rosada, la delicada y exquisita fragancia natural de jazmín, que hacia soñar despierto, por lo que luego habría de venir, por carias anheladas que erizaban hasta la saciedad a cuerpos desnudos, que esperaban ansiosos, para ser amados.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 06/04/2009 05:15 PM.
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