De un instante divino en los brazos, pero de impredecible pensar latente, por nunca saber si al despertar existirá una vez mas, el sabor del dulzor e inequívoco de un beso en labios deseosos de seguir besando y viviendo lo inimaginable del sentir de un beso pleno, cuando es sinceramente anhelado...,
Flor hermosa que no maduraste en el tiempo de amar, dentro del espacio vivido, pero que a pesar de todo, marcaste con tu nombre mis manos y destino, negándote a marchitarse, manteniéndose siempre joven ante mis ojos, por un amor prometido que no fue, pero que sigue presente en mi pensamiento, latientemente en mi corazón, al no lograrte olvidar, por ser tú y solamente tú, la única razón de mi existir.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 27/04/2009 04:15 PM.
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