martes, 8 de diciembre de 2009

LÁGRIMAS demarcan al AMANECER un TERRITORIO

Del cual no se desearía a veces, preguntar, pero huellas de humedades dejadas abandonadas por soledades en la noche anterior muestran la actividad habida por desvelos del silencio, que miradas entrecruzan leyéndose puras tristezas por corazones profundamente heridos, reflejados en ojos marchitos que no han visto en días la luz del Sol a través de la ventana, solo sombras de un pasado oscurecen divinos motivos que fueron hermosos detalles vividos, con que seguir amando en brazos, hoy cruzados por los espacios sin tiempo de amor, sintiendo desamor del alma, que marcó el destino con diferentes caminos del pensamiento, por cada despertar, sin querer notar la presencia, teniendo la frente en alto, con valor...,
Por conflictos eternos, donde la posible paz riesgosa no sería el hecho del que se atreva robar de los labios cautivos del otro un beso de los negados ayer, el problemas que aquí estriba, es volver aprender amar en el presente con sincera pasión, perdonando francamente del pasado el olvido habido, sin mirar atrás, para tener un futuro mejor al poder aplicar lo aprendido por nuestros errores, logrando abrir nuevamente sin reglas y condiciones que cumplir esa ventana cerrada hermética al mundo, que nos impide ver claramente la luz cautiva del amor, para que renazca de las cenizas, por las tinieblas de la oscuridad en nuestros corazones, esa flor añorada con renovados valores, al intentar volver amar con una ilusión latiente en la mirada, como razón de ser nuevamente VIDA consentida, dentro de nuestra precaria existencia.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 08/12/2009 03:30 PM.

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