Ha llegado el momento por instante preciso de sufrir la ausencia, lo bueno se hace esperar en espacios perdido del pensamiento que solo entiende un corazón solitario, escuchando sus propios latidos de añoranzas por falsas ilusiones, que entre paredes de un frio cuarto rebotan y rebotan, cual ecos de llamados que se van atenuando en la nada del desamor, por tu inconmovible silencio, mas en verdad, no tengo miedo enfrentarme a la muerte, porque luego podría venir el descanso para un alma desvelada, lo único malo aquí, es agonizar primero sobre una cama con la sed de amarte presente en la mente resecando mis labios, sobreviviendo con tiempo prestado una esperanza blanca, que al pasar frente a la puerta de la recamara detengas tu marcha, notando mi presencia precaria y con un anhelado y recordado beso de los negados ayer, rescates hoy sinceramente de las llamas del infierno mi corazón enfermo, evitando un adiós en silencio que duele por dos, con la pena de poder yacer ahora mismo en soledad, al tener una cuota extra de vivir un día más, la agonía sin ti.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 04/12/2009 10:30 AM.
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