Anclado en una mente que no logra nunca olvidar, momentos sublimes, que fueron detalles divinos por los dos sentidos, en esos amaneceres, con un beso y una flor, sobre tu pecho desnudo, para vivir, pudiendo existir al despertar, descubriéndonos cada día mas…,
Enraizado por el alma, reflejando el sufrir vivido en los ojos con el tiempo, donde las penas se atenúan a veces, volviendo a estar presentes por los latidos de añoranzas del corazón lleno de recuerdos que navegan sobre un mar de lágrimas, que suelen callar las ganas cohibidas…,
Que se llama dolor, por lágrimas ausentes frente a frente que luego buscan encontrar desesperadamente en el frio piso sus contrapartes dejadas, escondiendo de la luz en el rostro una verdad, que es un sentimiento, con profunda devoción, pero con temor de mostrar libremente al mundo el lado oculto y noble del amor de ayer.
Enraizado por el alma, reflejando el sufrir vivido en los ojos con el tiempo, donde las penas se atenúan a veces, volviendo a estar presentes por los latidos de añoranzas del corazón lleno de recuerdos que navegan sobre un mar de lágrimas, que suelen callar las ganas cohibidas…,
Que se llama dolor, por lágrimas ausentes frente a frente que luego buscan encontrar desesperadamente en el frio piso sus contrapartes dejadas, escondiendo de la luz en el rostro una verdad, que es un sentimiento, con profunda devoción, pero con temor de mostrar libremente al mundo el lado oculto y noble del amor de ayer.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 19/08/2009 10:30 PM.
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