miércoles, 15 de septiembre de 2010

TENGO

Una espina enconada por desamor en el corazón, que se introduce cada día de ausencia un poco más profundamente, podría desangrarme mañana copiosamente en tu mirada, con lágrimas del alma que reflejaran en mis ojos, sinceras tristezas que no tienen explicación, al verte siempre tan callada, por no querer notar mi sentida y recordada presencia de ayer en tus anhelados brazos, al despertar, teniéndome frente a ti,

Hoy, lo que no debería padecer a tu lado, penas en silencio, que saben en labios resecos y partidos en espacios sin tiempo de amor a dolor de olvido, redescubriendo al despertar la eterna realidad que me niego aceptar, pero que recojo más tarde calmadamente convertidas en cenizas de un pasado para intentar continuar solo en el presente, abandonado en tinieblas de noches marcadas e interminables, como un destino escrito de desvelos por la mujer amada, sin tener nunca ninguna orientación por luz en sus hermosos glaucos, porque Yo, aunque no lo creas, sí, tenía un corazón para vivir amando, sin tener que sobrevivir ahora, sufriendo en soledad.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 01032010 03:30 PM.

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