Para apartar del silencio, esos divinos recuerdos de ausencia, que hacen llorar de ganas latientes a un corazón cautivo de amor, sin que por ello, de derecho alguno a ninguno para intentar rescatar del olvido, todo lo vivido y sentido en la piel, cuando todavía había tiempo de amor y espacio sin desamor, para lograr abrir los ojos a mi mundo, notando mi presencia frente a ti,
Que para esto, al menos pudieras ser buena, porque si decidieras no acompañarme en estos últimos minutos amargos de desamor sufridos, para morirme de la sed de amarte en una cama al mirarte, a la final de tu destino, seré así no quieras, imagen y semejanza de la obra maestra que por tristezas moldeaste lentamente en el pasado, en un presente que niegas, sobre tu conciencia para el futuro, por no haber aprendido nunca a perdonar.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 23022010 01:30 PM.
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