Te veo dormir, semidesnuda como ayer, un recuerdo es un anhelo, que tal vez, no pudiera contener, pero lo detengo en la imaginación, solo visto realizado, como un sueño imposible, que hace nublar por un instante divino mis ojos, haciéndoseme un nudo en la garganta, que ahoga mis pasiones cautivas, mientras el sollozo se hace mas grande, por la desesperación de abalanzarme sobre tu hermoso cuerpo y besar tus rosados y dulces labios, mientras mis manos recorren con caricias sutiles, sin prisa y con pausas sentidas, la suave y olorosa piel de jazmín de tu bello cuerpo…,
Escucho tu suspirar, estas soñando y veo de ello, una madia sonrisa dibujarse en tu boca, cuanto diera de lo que no tengo ya de suerte, al no querer notar mi presencia, frente a ti, para lograr saber, por quién, será ese suspiro profundo e inesperado que rompió en esa noche sin Luna, el silencio que reinaba en esa habitación, si, aun, con esperanzas remotas, pudiera ser aun por mí, para intentar darle, tranquilidad a mi pobre corazón, en nombre de aquel amor hermoso que durante años vivimos efusivamente, cada amanecer de despertar juntos, en los brazos…,
Era verme luego reflejado en tus bellos ojos glaucos, observando sobre tu pecho al reírte, los perfectos y blancos dientes de perlas brillar, con los primeros rayos del Sol, que entraba por la ventana de nuestra habitación, hasta llegar a la cama, mientras el viento caprichosamente alborotaba tu frondosa caballera de oro, tapando nuestros rostros al besarnos, fueron muchos los detalles de amor sentidos del corazón y reflejados por el alma en mis ojos, como para recordar con llanto de silencio y nunca olvidar, añoranzas al verte tan tranquila dormir, por todo lo que antes fueron motivos de razones para existir, cuando de solo mirarnos, nuestra vida fue consentida, sin tener que pronunciar palabra alguna.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 18/09/2009 01:00 PM.
